



Germán Guerreiro es una Parca, un asesino a sueldo de las corporaciones encargado de eliminar a los consumidores de Ponce sin licencia. A cambio de sus servicios, las Parcas reciben un permiso temporal para consumir la droga de la eterna juventud y una modesta paga. Germán tiene más de cien años y es uno de los mejores agentes del departamento de asenescencia, pero comienza a plantearse si existe algo más en la vida que simplemente vivir para siempre.
Su base de operaciones es el Arrabal.

Lorelei Weng es la hija mimada de Maximilian. Diseñada genéticamente para ser perfecta, ha vivido una vida de lujo en Las Torres de Madrid, apartada del trabajo, del esfuerzo y del mundo exterior. Vive para disfrutar cada día en una debacle hedonista llena de lujos, como las alas de cisne implantadas, una moda de bioingeniería muy popular entre los jóvenes diletantes de Las Torres. Un giro del destino la llevará a perder su existencia privilegiada y tendrá que enfrentarse con el mundo por primera vez en su vida.

El Padre Carras es un joven sacerdote recién salido del seminario. Destinado al Arrabal, a uno de los barrios más empobrecidos, se enfrenta a una tarea titánica: salvar a sus feligreses... y destruir la Iglesia Neocatólica. Carras es un hereje, un hacker rebelde con una visión muy particular de la religión, enfrentado con las mismas entrañas de la Iglesia más poderosa desde la Edad Media.

Maximilian Weng es un perro viejo. Poca gente sabe cual es su edad real. Ocupaba un cargo en el gobierno de Las Torres hasta las últimas elecciones. Atrapado entre una organización de Matusalenes terroristas y sus propios enemigos en la cúpula gubernamental, Max intenta aferrarse al poder como la serpiente astuta que es. Lleva más de trescientos años sobreviviendo, no tiene intención de irse en silencio.